sábado, 21 de noviembre de 2009

Ponte en situaciones límite.

Muchas personas piensan que la felicidad depende de cosas que les son externas: dinero, sexo, amor, trabajo... Y, hasta cierto punto, es cierto. Pero, quitando los casos más extremos de pobreza o falta de oportunidades, no depende exclusivamente de las circunstancias a nuestro alrededor, sino que una parte muy importante forma parte de nosotros mismos.

Durante nuestra educación y a lo largo de nuestra vida es norma que acumulemos limitaciones en forma de miedos, tabúes, inhibiciones, etc. El problema es que, muy a menudo, estos límites no son reconocidos como tales, no somos conscientes de su existencia. Así es como, cuando algo nos desagrada, interpretamos la sensación negativa que nos produce como un pensamiento consciente y racional de que no va con nosotros o no lo queremos para nosotros, no nos apetece y nos excusamos a nosotros mismos diciendo que a todo el mundo no tiene por qué gustarle lo mismo.
Pero ¿si no razonas por qué no te gusta o por qué no lo quieres para ti, hasta qué punto estas solo justificando tu emoción sin pensar con la cabeza? porque, si no lo razonas, podrías estar perdiéndote algo que de entrada te produce un rechazo pero que podría ser algo que no desearías perderte en tu vida una vez lo conocieras, algo que podría ser importante para que seas feliz.

Creo que esta es una de las mejores ocasiones para hacerse una de las preguntas más famosas de todos los tiempos: ¿Por qué?
Siempre que algo te produzca un rechazo pregúntate sinceramente ¿por qué? ¿cual es el motivo de que lo vea como malo? ¿es correcto para mi felicidad, para la personalidad que yo quiero para mi, para como quiero ser... rechazar esto? ¿Es coherente mi decisión con la idea de como pienso que soy?
Si la respuesta es afirmativa, como mínimo tendrás perfectamente claro por qué no lo quieres y tendrás las ideas muy claras a la hora de rechazarlo en el futuro.
Si la respuesta es negativa o no sabes bien por qué te produce ese rechazo te estas encontrando con una de esas barreras mentales que limitan tu felicidad... y ahí es donde quiero llegar, ponte en situación límite.

Esta claro que, aun habiendo llegado a la conclusión de que el rechazo que sientes no es lo que quieres, eso no evita esa sensación. Bueno, mi consejo es que busques el modo de ponerte en una situación en la que tengas que enfrentar ese límite. Para que puedas entender hasta que punto es importante darse cuenta de estos límites propios y de cuanto pueden afectar a nuestra vida pondré mi propio ejemplo práctico y personal.
Desde pequeño he sido sobre-protegido por mis padres y eso generó en mi una sensación de no ser capaz de valerme por mi mismo, de inseguridad hacia mi forma de ser. Esos miedos dan lugar a: rechazos hacia situaciones nuevas, hacia personas nuevas que puedas conocer, vivir siempre enganchado de las mismas personas, creer que necesitas a los demás para poder estar bien (y esto puede camuflarse incluso como una lealtad desmedida a los amigos), incluso tener miedo de mostrarte a los demás como eres, una enorme timidez... uffff determinan enormemente la personalidad. Durante esa época de mi vida eran mis miedos quienes determinaban como era, no yo. Y lo más grave es que yo no me daba cuenta... hasta que empecé a preguntarme a raíz de decepciones y tristezas.
Cuando empecé a preguntarme el por qué de estas malditas situaciones me di cuenta de que era yo mismo el que me estaba limitando, pero eso solo era el comienzo del camino... empecé a encargarme de gestionar mis tramites y mis cosas; procuré hacer todas las cosas mías por mi cuenta; me apunté a cualquier salida a conocer a gente nueva; me mostré a todos tal como soy,
sin medias tintas; realicé mi primer viaje solo a Argentina (donde conocí a gente maravillosa); mas tarde, otro viaje solo a Londres, esta vez con la barrera añadida del idioma... y, actualmente, esperando con muchas ganas que me den mi piso para mostrarme a mi mismo que puedo vivir solo.
Y sé perfectamente que puedo vivir solo pero eso la mente emocional no lo entiende, solo cuando se lo muestras con acción cambias realmente tus sensaciones, tus emociones, tu yo. Aquello que no se hace no significa nada, son solo palabras que se lleva el viento y que nunca engañarán a tu interior. Si deseas ser más como quieres y menos como tus límites te hacen, ponte en situaciones que te obliguen a enfrentarlos. Esta es una lucha que no puedes... que no debes evitar si quieres ser feliz.

Seré completamente sincero, no es agradable ponerse en situaciones límite: te pones nervioso, tenso, inseguro, te sientes mal, tienes miedo, incluso terror... pero compensa, una vez que atraviesas la situación con éxito te sientes realizado, más seguro de ti mismo, más dueño de tu vida y no es un placebo, en verdad lo eres.

Así que, piensa en ello, la próxima vez que digas: "El ambiente de discoteca no me gusta", "me siento incómodo conociendo gente nueva", "no puedo confiar en la gente porque al final siempre me hacen daño", "no me gusta bailar", "no me gusta viajar", "hablar por teléfono me pone nervioso", "odio a ese tipo de gente", "este tipo de fiestas no van conmigo" y muuuuchas más frases de este tipo... Pregúntate ¿por qué eso no te gusta? y no te excuses a ti mismo, igual algo que parece una tontería esta escondiendo una limitación personal, un miedo que determina en mayor medida que tú mismo quien eres ¿no crees que puede merecer la pena hacerse la pregunta?

No te permitas el lujo de ignorar tus miedos porque ellos te dominarán por mucho que no pienses en ellos y... ser libre para decidir tu vida, es requisito indispensable para ser feliz.

martes, 6 de octubre de 2009

Por qué drogas NO

A menudo me han preguntado por qué no pruebo ni las drogas más comunes, como el alcohol o el tabaco. Por qué le doy tanta importancia a tomar de forma puntual una sustancia como la cocaína, el speed, anfetas, marihuana... personas de mi alrededor no entienden por qué me niego a probarlas "limitando" mis sensaciones. Tengo varias buenas razones para negarme. Ante todo quiero decir que estas son Mis razones y no quitan en absoluto que respete a los que piensan de forma diferente y tomen otras decisiones.

Bueno, la más obvia de las razones es el daño físico que provocan, todas las drogas son perjudiciales, ya sea a corto, medio o largo plazo... independientemente de que te hagas adicto, hasta las menos dañinas tienen un fuerte efecto sobre la salud al cabo de los años por inocuas que aparenten ser de forma inmediata. Al contrario que aquellos que delimitan la vida a un periodo de juventud, quizá hasta los treinta y cinco o cuarenta años; yo pienso que, con el cuidado adecuado, ese periodo puede alargarse bastante y no tengo ningún interés en privarme de una década o más de bienestar por probar unas pocas sensaciones artificiales. Aparte, también pienso que una madurez, sin caer en la decrepitud, es una parte de la vida que estoy dispuesto a disfrutar; no tengo prisa por irme a la tumba. Muchos de los daños que provocan las drogas son sistemáticamente ignorados o trivializados; cosa que, en el caso de las drogas legales, se ha llevado a cotas increíbles, atribuyendole en algunos casos más ventajas que desventajas (tapando las últimas lo más posible claro).

Otra buena razón para no probar las drogas es que son imprevisibles, en varios sentidos.
Para empezar rara vez sabes bien lo que estas consumiendo, lo que puede dar lugar a muchas consumiciones indeseables que te provoquen aun más daño y/o que te arruinen otras buenas experiencias.
Pero, más allá de eso, tampoco puedo saber como reaccionaría la química de mi cuerpo al consumo de una de estas sustancias. Puedo considerarme una persona con una voluntad de hierro e incluso puede que lo sea... pero, si la química de mi cuerpo hace que una droga me cause una adicción de forma muy superior a la mayoría de la gente, me convertiré en un adicto a esa droga en menos de un suspiro.
En ese sentido hay mucha gente que dice: "hay que hacer un consumo responsable", bien, yo respondo: "tú que has tenido la suerte de poder hacerlo"... porque solo en parte es fuerza de voluntad tuya, otra parte muy importante es haber tenido la suerte de que para la química de tu cuerpo no resulte terriblemente adictiva y eso no lo sabes hasta que lo pruebas... Cuando quiera jugar a la ruleta rusa usaré un revolver, siempre he sido un clásico para algunas cosas.

La última y quizá más importante razón por la que no consumo estas substancias es que... me limitarían.
Me explico, pondré un ejemplo con una de las drogas de uso más común, el alcohol. Todo el mundo conoce el efecto que provoca el alcohol, es un desinhibidor social que, sin pasarse de una cantidad determinada, provoca también algo de euforia. Bueno, todo el mundo que bebe alcohol suele buscar estos efectos (el puntillo) y parecen creer que no hay otra forma de conseguirlos pero, para mi, es solo la respuesta fácil. Es posible ser desinhibido y alcanzar el mismo estado de euforia que provoca el alcohol sin tomarlo, tan solo hay que educar la mente, crearte la estructura mental adecuada. Suena más complicado de lo que es.

Integrarte socialmente, sentirte bien, evitar preocupaciones... son necesidades que crea nuestra mente emocional, son nuestros instintos. Para mi las drogas representan la solución inmediata a esas necesidades pero, ya hace tiempo que comprendí, que la satisfacción de las necesidades inmediatas no es equivalente a la felicidad. Todas esas emociones creadas por mis instintos puedo cubrirlas por mi mismo sin tener que usar sustancias externas aunque, por supuesto, requiere de un poco más de esfuerzo inicial que tomar una pastilla o un vaso de "jarabe".

Y si tomas drogas no puedes evitar su influencia, ya que manipulas artificialmente lo que estas sintiendo. Es como cuando estas malo y te tomas una pastilla que elimina solo los síntomas... pues igual te puedes ir de fiesta sin saber que por dentro tu enfermedad se esta volviendo más grave. Yo prefiero saber que estoy mal cuando estoy mal, eso me permite tomar las medidas oportunas para llegar a estar bien. Si ese día necesito quedarme en cama para evitar empeorar, me acuesto y me arropo.

Aprender a llegar a los estados emocionales que quieres por ti mismo tiene grandes ventajas, te permite conocerte mejor y controlar mejor tu estado de ánimo cuando estas mal, reconduciéndolo. Y te permite satisfacer esas necesidades que prometen mitigar las drogas en momentos en los que no es adecuado tomarlas debido a los efectos secundarios.
Realmente yo noto que desarrollar estas capacidades me ha mejorado sensiblemente la vida y, la mejor manera de conservarlas, es no tapando ningún síntoma con las drogas si algo va mal.

Por todo ello, una vez más me reafirmo en mis razonamientos. No deseo drogas en mi vida, ninguna.

jueves, 1 de octubre de 2009

Felicidad: punto de vista global

A menudo me gusta reflexionar sobre lo obvio o, mejor dicho, lo que todo el mundo considera tan obvio como para que no haga falta reflexionar sobre lo que implica. Gracias a esta decisión consciente de analizar las implicaciones de conceptos que nunca encuentras en una conversación corriente he llegado a conclusiones que, hoy por hoy, determinan gran parte de mi forma de pensar.

La felicidad es uno de estos puntos negros, un concepto que se haya presente en todo momento en nuestra vida, totalmente determinante en nuestro comportamiento y, sin embargo, salvo cuando sufrimos un extremo (ya sea alegría o desgracia) casi nadie se acuerda de ella... ¡pero esta ahí! todo ser humano desea emocionalmente y quiere razonadamente ser feliz. Y nuestro comportamiento, nuestra actitud ante la vida, nuestras decisiones... todas están orientadas, con mayor o menor acierto, buscando esa felicidad que tanto anhelamos. Luego, si es tan importante, dediquémosle un momento de atención al menos.

Aclararé de lo que No estoy hablando para que resulte más entendible, ya que estoy convencido de que a esta altura del post estas pensando: "Esto no es cierto, a menudo pienso en la felicidad y en lo que debo hacer para alcanzarla" o algo parecido.
Bueno, pues no me refiero a eso. Intenta pensar en la búsqueda de la felicidad como una característica común de todas las personas. Tu abuela, con todas sus decisiones, su forma de pensar y sus circunstancias a tratado de ser feliz en cada día de su vida, igual que tu amigo, el vecino del tercero, aquel chaval que te cae tan mal, el dependiente de la tienda, el párroco, tu pareja, Napoleón y un nazi de la segunda guerra mundial con todas sus atrocidades.

A lo que me refiero es a que da igual a lo que se dedique una persona, no importa su trabajo, ni sus sueños, ni sus ideas, ni sus circunstancias, ni lo mal o lo bien que se porte con los demás a su alrededor... en realidad y se den o no cuenta, todos están buscando exactamente el mismo objetivo, si a esa meta pretenden llegar ayudando a la gente a su alrededor o pisándola es solo porque creen o razonan que es la forma de conseguir el premio último, su felicidad.

Esa creencia o razonamiento de la forma de conseguirlo es lo que esta condicionado por las circunstancias de cada persona: su educación académica y emocional, su entorno familiar, económico y social, sus capacidades físicas, sus características genéticas, etc.
Pocos aciertan en su forma de buscar, legión son los que gritan que son felices y se autoengañan, a menudo por conformarse con la satisfacción a corto plazo sin pensar en las consecuencias.

Esto es lo que me ha llevado a convertirme en enemigo de la ignorancia, es a este tipo de ignorancia a la que deseo combatir, la que extravía a las personas en su camino hacia la felicidad causando dolor y sufrimiento tanto a si mismos como a los demás, no por motivos altruistas, sino porque la desorientación de los demás también me afecta y es parte positiva o negativa de mi propia felicidad.

lunes, 14 de septiembre de 2009

Identidad

Todas las personas pasamos por diversos momentos en la vida en los que tratamos de entender quienes somos, cual es nuestra personalidad, aquello que nos hace distintos a los demás y nos identifica como seres únicos e independientes, nuestra identidad.

Es importante saber comprendernos a nosotros mismos, aceptarnos como somos pero... ¿cómo somos? A menudo esa pregunta esta grabada durante meses o años en la cabeza de muchas personas que se encuentran perdidas y tratan de obtener una respuesta para poder seguir avanzando en la dirección correcta hacía la felicidad... y, a veces, no son capaces de hayar la respuesta o hasta se equivocan, lo cual puede ser desastroso.

Bueno, esta es una de esas preguntas a cuya respuesta cada uno ha de llegar por si mismo. No sirve de nada que alguien nos diga quién o cómo somos, aparte de que podría ser fácilmente una respuesta equivocada, no nos soluciona nada; como personas sólo dejamos de cambiar cuando estamos muertos... o dicho de forma menos lúgubre: hoy no somos la misma persona de ayer, ni la misma de mañana. Las experiencias y nuestras circunstancias nos van cambiando día a día, nos guste o no la idea, será mejor que tomemos las riendas de nuestros propios cambios. Esto implica que, si no sabemos identificar quienes somos, de poco servirá que nos lo diga otro.

Aunque sea una pregunta a responder de forma individual, eso no significa que no se puedan dar pistas o consejos sobre donde buscar cuando tratamos de encontrarnos. Al menos es con estas pistas con las que suelo encontrarme a mi mismo y, por eso, tengo claro quién y cómo soy en cada momento (Bueno, casi siempre, un gran conflicto siempre puede mantenerte perdido unos días jeje).

Muchas personas a mi alrededor suelen definirse con su trabajo, su ideología, su cultura, su procedencia, su religión, sus hobbies... lo cierto es que para mi son solo adjetivos, si, alteran algo el significado de la frase pero, lo verdaderamente importante, son el sustantivo y el verbo. A menudo se pierde el rumbo pensando en estas cosas dando de lado las cosas que, de verdad, determinan quien eres.
Habrá gente que no opine como yo y pensarán que pueda ser presuntuoso al dar consejos, otros podrán pensar que todo esto es obvio y no necesita explicación pero también habrá a quien le resulte muy util esta información. Esta es mi pista:

No eres la ropa que llevas, no eres tu trabajo, ni tu religión, ni tu cultura, ni tu ideología... ni siquiera ese montón de carne y huesos que ves cuando te miras al espejo.
Eres el que llora cuando estas triste, el que rie cuando te diviertes, el que se enfada cuando te molestan, el que esta ahí cuando le hace falta a un amigo, el que sueña las cosas que sueñas con hacer realidad, el que toma las decisiones importantes de tu vida... ESE eres tú.
Céntrate en hacer que las cosas importantes de tu identidad sean como quieres y te resultará mucho más fácil aceptarte a ti mismo. Y, sobre todo, ¡actúa!, no creas que solo por pensar que quieres ser de una manera serás así por arte de magia, la mente no acepta los cambios si no van acompañados de acción... toma decisiones, enfréntate a tus miedos, ¡muévete!.

Dibujate a ti mismo... Eres el artista que pinta tu vida.

sábado, 22 de agosto de 2009

Un apunte sobre el amor

Dos cosas llevo observando que, en la sabiduría popular, parecen formar parte de las habilidades intrínsecas del ser humano; que son: Criar a un niño y amar.
Yo, sin embargo, creo que se confunden con las capacidades biológicas de tener un niño y de enamorarse.

Si preguntamos a alguien si se aprende a amar pueden encontrarse respuestas diversas pero, casi todos, opinarán que el amor se aprende amando o que "eso" no se aprende, se siente.
Si preguntamos a una persona cualquiera por la calle si piensa que tiene que formarse antes de tener un hijo, como mucho hablará de las clases que les da la matrona a las parejas cuando la mujer esta en estado... aunque también pueden alumbrarnos con el argumento de que sus padres lo criaron perfectamente sin necesidad de aprender nada. Es, al parecer, algo natural.

Bueno, como destaca el título de esta entrada, voy a centrarme en el amor, dejando para otra ocasión el tema de la paternidad.
Voy a distinguir entre enamoramiento y amor, sabiendo que hay quien puede opinar que los dos términos son sinónimos, voy a definir como entiendo cada uno de estos conceptos.
El enamoramiento sería esa fase biológica que suele durar, aproximadamente, de dos a tres años (aunque es bastante variable) y en la que los científicos han demostrado que una ligera mirada o el olor de nuestra pareja causa un bombardeo de hormonas en nuestro cerebro que nos hará alcanzar ese estado que llena nuestra cara con una sonrisa bobalicona jeje.
El amor, sin embargo, es ese estado de gracia en el que el cariño, el respeto, la comprensión y la confianza con nuestro ser amado conforman un todo con el que podemos ayudarlo a crecer; nos sentimos reconfortados en su presencia, al tiempo que hacemos de su felicidad buena parte de la nuestra.

Pues siguiendo estas definiciones y basándome en mi experiencia personal sobre lo que observo en mi entorno, hay un enorme porcentaje de personas que cometen un error garrafal a la hora de intentar amar.
Un dicho popular dice: "El amor comienza por uno mismo" y es una verdad que pocos comprenden del todo, porque, no es solo que comience por uno mismo, es que si no te quieres a ti mismo no hay comienzo... si no eres capaz de estar bien contigo mismo cuando estas solo (sin pareja), no podrás amar a nadie. Por supuesto, no me refiero a que el que no esta bien este llorando cada día amargamente en una esquina, sino a que este constantemente sintiendo que le falta algo... que no esta completo... que NECESITA amor.
Esta necesidad o inmadurez de la personalidad representa el problema al que me refiero. Cuando se comienza una relación con este handicap las probabilidades de que se personalice la felicidad propia en la persona de la que se esta enamorado son máximas (casi diría que se produce siempre) y me explico...
Si sientes que te falta algo (te sientes infeliz) cuando estas solo y te sientes completo (feliz) cuando estas con tu pareja, asociarás tu felicidad a dicha persona... y alguno pensará: "Bueno ¿y qué? ¿es eso tan malo?"... y yo responderé: "...SI". En el momento en que nuestra pareja representa la felicidad, dejamos de amarla para empezar a necesitarla porque, si dejáramos de tenerla a nuestro lado, seriamos infelices.

La diferencia es pues entre una persona que esta BIEN mientras esta sola pero MEJOR cuando esta con su pareja; y otra persona que esta MAL cuando esta sola pero BIEN cuando esta con su pareja.
La primera persona no necesita a su pareja pero quiere estar con ella porque se siente mejor a su lado, como resultado primará la felicidad de la pareja en cualquier decisión o acción que tome.
La segunda persona necesita a su pareja y, por mucho cariño que le tenga, sus decisiones y acciones estarán siempre impregnadas de ese temor a que su pareja lo deje y vuelva la infelicidad; el resultado es que a menudo, incluso de forma inconsciente, prima el tener la seguridad inmediata de retener a la pareja por encima de hacerla feliz.

Curiosamente, ese mismo miedo a quedarse solo, suele ser el causante de la ruptura de la pareja una vez termina el periodo de enamoramiento biológico por haber ido causando "heridas" emocionales a lo largo del tiempo; heridas que empiezan a doler una vez termina el bombardeo hormonal.

Nadie nace sabiendo amar, es algo que se aprende y una parte necesaria de ese aprendizaje es estar solo (al menos un tiempo), aprender a sentirte bien contigo mismo, tener la suficiente seguridad como para mirar de frente a la vida y darte cuenta de que puedes vivir feliz con lo que eres. Al fin y al cabo, aceptarte a ti mismo.

Amar es un sentimiento extraordinario, una emoción que merece la pena vivir durante tanto tiempo como se pueda pero, para poder vivirla, primero hay que aprender a ser libre.

viernes, 21 de agosto de 2009

Presentación

Puede que muchos que me conozcan estén en total desacuerdo conmigo pero siempre me he considerado una persona de lo más simple, como el mecanismo de un chupete.

Solo intento ser feliz, como todos. En mi mundo la felicidad llega siendo bueno porque, como diría Platón, a medida que nos acercamos a la idea de bien es más difícil ser malo... y en mi mundo bien significa sabiduría y el mal, es tan solo ignorancia. No debemos olvidar que bien y mal son conceptos humanos, son totalmente arbitrarios e interpretables y... esta es mi interpretación personal.
Con esto no quiero decir que el analfabeto sea malo y el ilustrado bueno, sino más bien que hay analfabetos que comprenden que al hacer ciertas cosas se echan tierra sobre su propia felicidad e ilustrados que no son capaces de entender que tienen un comportamiento o forma de entender la vida que les llevará irremediablemente a la infelicidad.

Ser bueno no implica seguir siempre las reglas establecidas, sino comprender el por qué de las cosas y actuar tratando siempre de buscar la felicidad. Esto, que puede parecer egoísta no lo es si se entiende que, en parte, para poder ser feliz necesitas que la gente de tu entorno también se sienta bien.
Así pues, trato de ser feliz a través de la sabiduría y, para obtenerla, solo se me ocurre analizar todo lo que me rodea y a mi mismo con la mente abierta y dudando hasta de lo más reconocido por la sociedad. Siempre tratando de comprender las causas de las cosas, esa es mi forma de controlar mi mundo, es mi forma de sentirme seguro.

Como buen filósofo de ratos libres, trato de asentar mis conocimientos sobre la lógica y el razonamiento deductivo; así, puedo ser bastante cabezón una vez que creo haber entendido una cosa, a menos que quien trate de convencerme de lo contrario esgrima argumentos bien razonados.
Para empeorar las cosas soy informático, peor aun, programador. Así que tiendo a pensar como programo, separando cada conflicto y desglosandolo hasta la simplicidad para enfrentar cada parte del problema con mayor facilidad. Claro que, al mismo tiempo, no se debe perder la visión global.

Soy, finalmente, un enamorado de la vida que ha tenido la suerte de que le trate amablemente y, en mi corta existencia, creo haber comprendido algunas cosas que trataré de compartir con quien quiera leerme y que siempre estaré dispuesto a repensar ante una crítica constructiva.