sábado, 22 de agosto de 2009

Un apunte sobre el amor

Dos cosas llevo observando que, en la sabiduría popular, parecen formar parte de las habilidades intrínsecas del ser humano; que son: Criar a un niño y amar.
Yo, sin embargo, creo que se confunden con las capacidades biológicas de tener un niño y de enamorarse.

Si preguntamos a alguien si se aprende a amar pueden encontrarse respuestas diversas pero, casi todos, opinarán que el amor se aprende amando o que "eso" no se aprende, se siente.
Si preguntamos a una persona cualquiera por la calle si piensa que tiene que formarse antes de tener un hijo, como mucho hablará de las clases que les da la matrona a las parejas cuando la mujer esta en estado... aunque también pueden alumbrarnos con el argumento de que sus padres lo criaron perfectamente sin necesidad de aprender nada. Es, al parecer, algo natural.

Bueno, como destaca el título de esta entrada, voy a centrarme en el amor, dejando para otra ocasión el tema de la paternidad.
Voy a distinguir entre enamoramiento y amor, sabiendo que hay quien puede opinar que los dos términos son sinónimos, voy a definir como entiendo cada uno de estos conceptos.
El enamoramiento sería esa fase biológica que suele durar, aproximadamente, de dos a tres años (aunque es bastante variable) y en la que los científicos han demostrado que una ligera mirada o el olor de nuestra pareja causa un bombardeo de hormonas en nuestro cerebro que nos hará alcanzar ese estado que llena nuestra cara con una sonrisa bobalicona jeje.
El amor, sin embargo, es ese estado de gracia en el que el cariño, el respeto, la comprensión y la confianza con nuestro ser amado conforman un todo con el que podemos ayudarlo a crecer; nos sentimos reconfortados en su presencia, al tiempo que hacemos de su felicidad buena parte de la nuestra.

Pues siguiendo estas definiciones y basándome en mi experiencia personal sobre lo que observo en mi entorno, hay un enorme porcentaje de personas que cometen un error garrafal a la hora de intentar amar.
Un dicho popular dice: "El amor comienza por uno mismo" y es una verdad que pocos comprenden del todo, porque, no es solo que comience por uno mismo, es que si no te quieres a ti mismo no hay comienzo... si no eres capaz de estar bien contigo mismo cuando estas solo (sin pareja), no podrás amar a nadie. Por supuesto, no me refiero a que el que no esta bien este llorando cada día amargamente en una esquina, sino a que este constantemente sintiendo que le falta algo... que no esta completo... que NECESITA amor.
Esta necesidad o inmadurez de la personalidad representa el problema al que me refiero. Cuando se comienza una relación con este handicap las probabilidades de que se personalice la felicidad propia en la persona de la que se esta enamorado son máximas (casi diría que se produce siempre) y me explico...
Si sientes que te falta algo (te sientes infeliz) cuando estas solo y te sientes completo (feliz) cuando estas con tu pareja, asociarás tu felicidad a dicha persona... y alguno pensará: "Bueno ¿y qué? ¿es eso tan malo?"... y yo responderé: "...SI". En el momento en que nuestra pareja representa la felicidad, dejamos de amarla para empezar a necesitarla porque, si dejáramos de tenerla a nuestro lado, seriamos infelices.

La diferencia es pues entre una persona que esta BIEN mientras esta sola pero MEJOR cuando esta con su pareja; y otra persona que esta MAL cuando esta sola pero BIEN cuando esta con su pareja.
La primera persona no necesita a su pareja pero quiere estar con ella porque se siente mejor a su lado, como resultado primará la felicidad de la pareja en cualquier decisión o acción que tome.
La segunda persona necesita a su pareja y, por mucho cariño que le tenga, sus decisiones y acciones estarán siempre impregnadas de ese temor a que su pareja lo deje y vuelva la infelicidad; el resultado es que a menudo, incluso de forma inconsciente, prima el tener la seguridad inmediata de retener a la pareja por encima de hacerla feliz.

Curiosamente, ese mismo miedo a quedarse solo, suele ser el causante de la ruptura de la pareja una vez termina el periodo de enamoramiento biológico por haber ido causando "heridas" emocionales a lo largo del tiempo; heridas que empiezan a doler una vez termina el bombardeo hormonal.

Nadie nace sabiendo amar, es algo que se aprende y una parte necesaria de ese aprendizaje es estar solo (al menos un tiempo), aprender a sentirte bien contigo mismo, tener la suficiente seguridad como para mirar de frente a la vida y darte cuenta de que puedes vivir feliz con lo que eres. Al fin y al cabo, aceptarte a ti mismo.

Amar es un sentimiento extraordinario, una emoción que merece la pena vivir durante tanto tiempo como se pueda pero, para poder vivirla, primero hay que aprender a ser libre.

viernes, 21 de agosto de 2009

Presentación

Puede que muchos que me conozcan estén en total desacuerdo conmigo pero siempre me he considerado una persona de lo más simple, como el mecanismo de un chupete.

Solo intento ser feliz, como todos. En mi mundo la felicidad llega siendo bueno porque, como diría Platón, a medida que nos acercamos a la idea de bien es más difícil ser malo... y en mi mundo bien significa sabiduría y el mal, es tan solo ignorancia. No debemos olvidar que bien y mal son conceptos humanos, son totalmente arbitrarios e interpretables y... esta es mi interpretación personal.
Con esto no quiero decir que el analfabeto sea malo y el ilustrado bueno, sino más bien que hay analfabetos que comprenden que al hacer ciertas cosas se echan tierra sobre su propia felicidad e ilustrados que no son capaces de entender que tienen un comportamiento o forma de entender la vida que les llevará irremediablemente a la infelicidad.

Ser bueno no implica seguir siempre las reglas establecidas, sino comprender el por qué de las cosas y actuar tratando siempre de buscar la felicidad. Esto, que puede parecer egoísta no lo es si se entiende que, en parte, para poder ser feliz necesitas que la gente de tu entorno también se sienta bien.
Así pues, trato de ser feliz a través de la sabiduría y, para obtenerla, solo se me ocurre analizar todo lo que me rodea y a mi mismo con la mente abierta y dudando hasta de lo más reconocido por la sociedad. Siempre tratando de comprender las causas de las cosas, esa es mi forma de controlar mi mundo, es mi forma de sentirme seguro.

Como buen filósofo de ratos libres, trato de asentar mis conocimientos sobre la lógica y el razonamiento deductivo; así, puedo ser bastante cabezón una vez que creo haber entendido una cosa, a menos que quien trate de convencerme de lo contrario esgrima argumentos bien razonados.
Para empeorar las cosas soy informático, peor aun, programador. Así que tiendo a pensar como programo, separando cada conflicto y desglosandolo hasta la simplicidad para enfrentar cada parte del problema con mayor facilidad. Claro que, al mismo tiempo, no se debe perder la visión global.

Soy, finalmente, un enamorado de la vida que ha tenido la suerte de que le trate amablemente y, en mi corta existencia, creo haber comprendido algunas cosas que trataré de compartir con quien quiera leerme y que siempre estaré dispuesto a repensar ante una crítica constructiva.