viernes, 21 de agosto de 2009

Presentación

Puede que muchos que me conozcan estén en total desacuerdo conmigo pero siempre me he considerado una persona de lo más simple, como el mecanismo de un chupete.

Solo intento ser feliz, como todos. En mi mundo la felicidad llega siendo bueno porque, como diría Platón, a medida que nos acercamos a la idea de bien es más difícil ser malo... y en mi mundo bien significa sabiduría y el mal, es tan solo ignorancia. No debemos olvidar que bien y mal son conceptos humanos, son totalmente arbitrarios e interpretables y... esta es mi interpretación personal.
Con esto no quiero decir que el analfabeto sea malo y el ilustrado bueno, sino más bien que hay analfabetos que comprenden que al hacer ciertas cosas se echan tierra sobre su propia felicidad e ilustrados que no son capaces de entender que tienen un comportamiento o forma de entender la vida que les llevará irremediablemente a la infelicidad.

Ser bueno no implica seguir siempre las reglas establecidas, sino comprender el por qué de las cosas y actuar tratando siempre de buscar la felicidad. Esto, que puede parecer egoísta no lo es si se entiende que, en parte, para poder ser feliz necesitas que la gente de tu entorno también se sienta bien.
Así pues, trato de ser feliz a través de la sabiduría y, para obtenerla, solo se me ocurre analizar todo lo que me rodea y a mi mismo con la mente abierta y dudando hasta de lo más reconocido por la sociedad. Siempre tratando de comprender las causas de las cosas, esa es mi forma de controlar mi mundo, es mi forma de sentirme seguro.

Como buen filósofo de ratos libres, trato de asentar mis conocimientos sobre la lógica y el razonamiento deductivo; así, puedo ser bastante cabezón una vez que creo haber entendido una cosa, a menos que quien trate de convencerme de lo contrario esgrima argumentos bien razonados.
Para empeorar las cosas soy informático, peor aun, programador. Así que tiendo a pensar como programo, separando cada conflicto y desglosandolo hasta la simplicidad para enfrentar cada parte del problema con mayor facilidad. Claro que, al mismo tiempo, no se debe perder la visión global.

Soy, finalmente, un enamorado de la vida que ha tenido la suerte de que le trate amablemente y, en mi corta existencia, creo haber comprendido algunas cosas que trataré de compartir con quien quiera leerme y que siempre estaré dispuesto a repensar ante una crítica constructiva.

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